

Bosques en tensión: incendios, plagas y el calentamiento climático amenazan su papel vital

Los bosques del mundo están entrando en una fase de riesgo crítico. Los recientes datos presentados por la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa (CEPE) advierten que décadas de avances en la protección forestal podrían volverse reversibles ante la acelerada crisis climática.
Los bosques constituyen un pilar esencial del sistema climático y ecológico. Además de albergar biodiversidad, regulan los ciclos del agua, protegen suelos, y actúan como sumideros de carbono al absorber dióxido de carbono de la atmósfera. Su expansión y buen estado han sido hasta ahora una de las herramientas clave para mitigar el cambio climático. Las amenazas que se aceleran
El informe de la CEPE señala varios fenómenos alarmantes:
En 2021 solo en la región supervisada (Europa, Norteamérica, Cáucaso y Asia Central) se registraron 12,6 millones de hectáreas quemadas, “un área comparable a Grecia”.
Además, 73 millones de hectáreas sufrieron daños por insectos o enfermedades, equivalentes a la superficie de España y Portugal juntas.
Las sequías prolongadas, las olas de calor, las condiciones cada vez más secas y la disminución del agua disponible multiplican la vulnerabilidad de los bosques.
Existe un peligro real de que los bosques, en lugar de seguir capturando carbono, se conviertan en fuente neta de emisiones si los incendios o la degradación se extienden.
Avances y lo que aún se ha conseguido
A pesar de los riesgos, hay razones para cierto optimismo: en muchas partes del mundo la superficie forestal ha crecido en las últimas décadas, y la gestión forestal sostenible ha mejorado. Por ejemplo, Europa y otras regiones han visto un aumento en volumen de madera y área forestal. Pero, precisamente, esos avances podrían perderse si no se refuerzan las medidas de protección.





