Rusia moviliza reservistas para enfrentar la guerra de los drones
El Kremlin ha dado un nuevo paso que refleja la gravedad del desgaste militar que enfrenta en su guerra contra Ucrania. Rusia movilizó a sus reservistas para reforzar su defensa interna frente a los ataques con drones ucranianos que en los últimos meses han alcanzado depósitos de combustible, fábricas de armamento y regiones industriales clave.
El ministro de Defensa, Andréi Belousov, aseguró que la medida tiene como objetivo proteger infraestructura crítica, especialmente en las regiones fronterizas de Bélgorod y Kursk. Aunque Moscú sostiene que no se trata de una nueva ofensiva ni de una movilización general, la decisión ha sido interpretada como una admisión implícita de vulnerabilidad, al reconocer que Ucrania ha logrado trasladar el conflicto más allá del frente.
En paralelo, Rusia anunció maniobras militares con capacidad nuclear, un gesto que busca reforzar la narrativa de fuerza frente a Occidente y disuadir a Kiev de intensificar sus operaciones aéreas. Analistas coinciden en que el aumento de ataques con drones —muchos de ellos de fabricación local— ha alterado el equilibrio estratégico, obligando a Moscú a destinar recursos defensivos que antes estaban concentrados en el frente oriental.
Más allá de lo militar, la movilización tiene implicaciones políticas. El Kremlin enfrenta el dilema de mantener su narrativa de control sin reconocer el desgaste humano y económico que la guerra ha generado. Los reservistas llamados ahora a filas son, en muchos casos, hombres con experiencia en la invasión de 2022, lo que podría avivar el malestar social y revivir el trauma de la primera movilización masiva.
En una guerra que ya ha desdibujado sus límites geográficos y políticos, la “defensa contra drones” se ha convertido en símbolo de un conflicto que Rusia no logra contener, y que cada vez depende más de gestos de fuerza que de logros en el terreno.
