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Pitágoras: El hombre detrás del Teorema y su misteriosa filosofía

2 min de lectura

Cuando escuchamos el nombre de Pitágoras, nuestra mente viaja automáticamente al famoso teorema que lleva su nombre, ese que aparece en todos los libros de matemáticas: “En un triángulo rectángulo, el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de los catetos”. Sin embargo, Pitágoras no fue solo un matemático. Fue una figura enigmática, un filósofo, un líder espiritual e incluso un revolucionario cultural cuya vida y enseñanzas han fascinado al mundo durante más de dos milenios.

Un viaje por el conocimiento y la enseñanza

Pitágoras nació hacia el año 570 a.C. en la isla de Samos, en la Antigua Grecia, durante un período de gran florecimiento intelectual. A temprana edad, mostró un interés insaciable por aprender, lo que lo llevó a viajar por Egipto, Babilonia y otras regiones del Mediterráneo oriental. En estas tierras adquirió un acervo impresionante de conocimientos en matemáticas, astronomía y religión.


A su regreso a Grecia, fundó una escuela en Crotona, en el sur de Italia, que trascendió las fronteras de una academia típica. Esta escuela, mitad centro de estudios y mitad comunidad religiosa, se basaba en los principios del conocimiento matemático, el ascetismo y la armonía del universo. Los seguidores de Pitágoras —los "pitagóricos"— veneraban los números, a los que consideraban la esencia de todas las cosas.


El misterio del hombre y su legado

Aunque Pitágoras es conocido principalmente por el teorema que lleva su nombre, su relación con esta fórmula es incierta. No hay evidencia directa de que él mismo haya descubierto el teorema del triángulo rectángulo, ya que fue utilizado por matemáticos babilonios siglos antes de su tiempo. Aun así, los pitagóricos lo estudiaron en profundidad y lo consideraron un ejemplo más del poder de los números para explicar el cosmos.


Además de su trabajo en matemáticas, Pitágoras tenía un enfoque místico de la vida. Creía en la transmigración de las almas, es decir, la reencarnación, y predicaba una vida de moderación basada en la pureza espiritual y física. Se dice que promovía dietas vegetarianas rigurosas y prohibía ciertas comidas, como los frijoles, aunque las razones tras esto son objeto de debate.


La tragedia de su fin

La vida de Pitágoras no estuvo exenta de conflictos. Su escuela, que operaba con reglas estrictas y algo de secretismo, generó recelos entre las élites locales. Esto llevó a que los habitantes de Crotona se rebelaran y destruyeran la comunidad pitagórica. Se cuenta que Pitágoras huyó y murió en soledad, aunque la veracidad de estas historias sigue siendo discutida.


Más allá del teorema

La figura de Pitágoras es un recordatorio de cómo la matemática y la filosofía pueden converger para buscar el significado profundo del universo. Aunque los detalles de su vida estén envueltos en el misterio y el mito, su impacto en las matemáticas, la música (con su teoría de la armonía) y la filosofía trasciende el tiempo.


Pitágoras no solo exploró el mundo tangible de los números, sino que también trató de entender las leyes invisibles que rigen nuestra existencia, un objetivo que sigue inspirando a buscadores del conocimiento en todos los rincones del planeta.

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