

EE. UU. bajo fuego de la ONU por ataques en el Caribe: denuncias de “ejecuciones extrajudiciales”

El viernes 31 de octubre de 2025, la Naciones Unidas (ONU) acusó formalmente a los Estados Unidos de haber cometido “ejecuciones extrajudiciales” al realizar ataques aéreos contra embarcaciones en el Caribe y el Pacífico, operaciones que Washington justifica dentro de su guerra contra las drogas.
El alto comisionado de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACDH), Volker Türk, señaló que más de sesenta personas han muerto en estas acciones, según la información pública disponible. Subrayó que, aunque EE. UU. sostiene que actúa bajo el derecho internacional humanitario, la ONU considera que esas operaciones se enmarcan en tiempos de paz y deben, por tanto, atender los estándares de los derechos humanos, no los de un conflicto armado.
El comunicado añade que las autoridades estadounidenses deben detener los ataques y adoptar todas las medidas necesarias para evitar el uso de fuerza letal sin una amenaza inminente, algo que la ONU califica como posible violación al derecho a la vida. Asimismo, la OACDH exigió investigaciones “rápidas, independientes y transparentes”, enfatizando que la obligación de investigar no es opcional, sino un mandato bajo los tratados que EE. UU. ha ratificado.
Las implicaciones de esta denuncia son graves. Por un lado, revelan una brecha en la rendición de cuentas y en la supervisión de operaciones militares que trascienden fronteras. Por otro, afloran riesgos de escalada diplomática y humanitaria en regiones transitadas por narcotráfico, migración y tráfico marítimo irregular. La alianza entre carácter policial y militar, así como el uso de fuerza letal en escenarios donde el peligro no está claramente establecido, pone en marcha un debate sobre la coherencia entre seguridad, soberanía y derechos humanos.
En última instancia, la denuncia de la ONU no solo cuestiona una táctica específica, sino la relación que Estados Unidos establece con la vigilancia global y el uso de fuerza en zonas fronterizas marítimas. El mundo observa ahora si Washington actúa conforme a la exigencia internacional o si estas operaciones continuarán sin rendir cuentas.





