

El jueves 26 de septiembre, la Ciudad de México vivió una serie de nueve microsismos en diferentes puntos de la capital, que causaron inquietud entre la población. Estos microsismos, con magnitudes entre 1 y 2.9, ocurrieron desde la madrugada hasta la noche y, aunque fueron breves, generaron una sensación de sorpresa para muchos.

¿Qué son los microsismos?
Los microsismos son pequeños temblores que duran apenas uno o dos segundos. A veces se sienten como un leve “jalón” y pueden ocurrir sin que se den cuenta. A diferencia de los grandes terremotos, estos microsismos no causan mucho daño, pero son parte de la actividad sísmica normal de la ciudad.
Lo que tal vez no sabías es que los sismos no crean las fallas geológicas, sino que es al revés: las fallas son las que provocan los sismos. Estas fallas son como grietas en la corteza terrestre que acumulan energía hasta que se liberan en forma de un temblor. En el caso de los microsismos del jueves, se debieron a la activación de un sistema de fallas en el poniente de la ciudad, conocido como el sistema de fallas de la Sierra de las Cruces.
¿Por Qué Ocurren?
La Ciudad de México está ubicada en una zona donde se encuentran varias placas tectónicas, que son como piezas enormes de un rompecabezas en constante movimiento. Estas placas chocan entre sí y provocan que la energía se acumule en las fallas geológicas. Cuando la energía se libera, ocurre un sismo. Los microsismos son un ejemplo de cómo la Tierra libera esa energía poco a poco.
Secuencias en lugar de Réplicas
A diferencia de los grandes terremotos, que suelen ir seguidos de réplicas (temblores menores después del principal), los microsismos en la Ciudad de México ocurren en secuencias de temblores pequeños. En el caso de los microsismos del jueves, todos tuvieron magnitudes similares, liberando energía acumulada en las fallas de la Sierra de las Cruces, pero ninguno sobresalió como el principal. Lo interesante es que estos microsismos ayudan a liberar la energía acumulada de manera continua.
¿Están relacionados con otros sismos?
Ese mismo jueves, ocurrió un sismo de magnitud 5.2 cerca de Ciudad Altamirano, Guerrero, a las 13:00 horas. Sin embargo, Luis Quintanar aclara que este temblor no está relacionado con los microsismos de la capital. Mientras que el de Ciudad Altamirano fue causado por la interacción de las placas oceánica y continental, a una profundidad de 40 a 50 kilómetros, los microsismos en la Ciudad de México se originaron en una falla geológica de la Sierra de las Cruces, a una profundidad mucho menor, de entre 1 y 1.5 kilómetros.
¿Por qué no suena la alerta sísmica?
Una duda frecuente es por qué la alerta sísmica no se activa con estos microsismos. La razón es simple: la alerta sísmica no puede detectar temblores tan breves. Como los microsismos duran apenas uno o dos segundos, no hay tiempo suficiente para emitir una señal de advertencia. Sin embargo, estos pequeños sismos nos recuerdan que la ciudad está ubicada en una zona sísmica muy activa.
La importancia de estar preparados
Aunque los microsismos son de baja magnitud, pueden causar algunos daños en construcciones débiles o mal cuidadas. De hecho, aunque duren poco tiempo, la energía que liberan puede ser intensa, especialmente si ocurren cerca de la superficie, como en la Ciudad de México.
Por eso, es importante siempre estar preparados y mantener las casas y edificios en buen estado. Los microsismos recuerdan que deben tener precauciones para proteger tanto las construcciones como a nosotros mismos.
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