

México bajo el agua: el balance de destrucción tras las lluvias

En los últimos días, una serie de precipitaciones intensas han causado estragos en distintos estados del país. De acuerdo con Milenio, Veracruz, Querétaro, Puebla e Hidalgo son algunas de las entidades más afectadas por inundaciones, desbordamientos y daños a infraestructura pública y privada.
El impacto humano ha sido profundo. Las autoridades federales reportan al menos 64 muertos y 65 personas no localizadas en cinco estados como consecuencia del temporal. La emergencia ha obligado al despliegue de operativos de rescate, limpieza y recuperación de servicios esenciales, con la participación de la Defensa, la Guardia Nacional y Protección Civil estatal y federal.
En Veracruz, por ejemplo, las lluvias acumuladas alcanzaron niveles extraordinarios en pocas jornadas, lo que generó inundaciones masivas, comunidades incomunicadas y miles de viviendas afectadas. Mientras tanto, en Puebla –especialmente en Huauchinango– un deslave sepultó viviendas enteras y dejó familiares desaparecidos atrapados entre escombros. Las tareas de búsqueda siguen en curso, enfrentadas al lodo, la inestabilidad de los suelos y la falta de acceso en zonas aisladas.
La magnitud de los daños obliga a mirar más allá del presente: hay miles de hogares dañados o destruidos, servicios públicos cortados (agua, electricidad, drenajes), vías bloqueadas y sectores agrícolas afectados. Las autoridades han iniciado censos para entregar apoyos emergentes, como despensas, vivienda temporal y reconstrucción de infraestructura básica.
Este desastre también pone sobre la mesa la necesidad de fortalecer la gestión del riesgo y la planeación urbana ante fenómenos extremos. Lo vivido muestra que, pese al monitoreo climático y las alertas previas, la capacidad de respuesta local se ve rebasada cuando las lluvias superan los márgenes acostumbrados.
Para las comunidades afectadas, la recuperación será lenta. Será crucial que los apoyos federales y estatales lleguen con transparencia, que se reconstruya con criterios de resiliencia, y que se revisen los protocolos de prevención para que futuros eventos de esta magnitud no dejen a México tan desprotegido.





